El Obispo de San Cristóbal de las Casas, Mons. Felipe Arizmendi Esquivel, rechazó los ataques del libro "La Iglesia contra México" y aseguró "el cariño tan entrañable" de los más humildes hacia sus pastores respalda la defensa que la Iglesia hace de la vida y los valores fundamentales.
El libro "La Iglesia contra México" fue presentado el 4 de diciembre en la Feria Internacional del Libro realizada en Guadalajara. El volumen presenta unos veinte artículos de autores conocidos por su oposición a la postura de la Iglesia en temas como el aborto y las uniones homosexuales.
En su reseña del libro, el coordinador de la publicación, Octavio Rodríguez Araujo, califica a la Iglesia de intolerante y la acusa de intentar, "por todos los medios imaginables, imponer los valores del Vaticano (donde descansa su jefatura mundial) en todos los ámbitos en donde se le ha permitido entrar".
Mons. Arizmendi defendió la posición de la Iglesia a favor de la vida y los valores, y recordó que "no debemos callar" cuando hay que proteger aquello que ha sido inspirado en la revelación divina.
"No pretendemos imponer nuestro punto de vista; sólo exigimos libertad de presentarlo en la plaza pública. No anhelamos una religión de Estado, sino que éste sea realmente democrático y reconozca nuestro derecho a una más plena libertad religiosa, no sólo para ministros católicos, sino para todas las confesiones. No basta la libertad de credo y de culto; necesitamos libertad de expresión", aclaró el Obispo.
Asimismo, lamentó la parcialidad, el manejo de datos, la interpretación tendenciosa y ideología transmitida en la obra. "Es verdad que hay fallas internas, que tratamos de corregir, pero ¿por qué tanto ensañamiento?", cuestionó en un mensaje publicado el 15 de diciembre.
Mons. Arizmendi recordó que el Papa Benedicto XVI, en su mensaje a los obispos brasileños del 28 de octubre pasado, afirmó que cuando "los derechos fundamentales de la persona o la salvación de las almas lo exigieran, los pastores tienen el grave deber de emitir un juicio moral, también en cuestiones políticas".
"Sería totalmente falsa e ilusoria cualquier defensa de los derechos humanos políticos, económicos y sociales que no incluyeran la enérgica defensa del derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte natural", expresó entonces el Pontífice.
El Obispo defendió la actuación de la Iglesia en la historia de México y advirtió que, como dijo Benedicto XVI, "sin la corrección ofrecida por la religión, la razón puede volverse víctima de ambigüedades, como sucede cuando es manipulada por la ideología, o pretende ser aplicada de una manera parcial, sin tener en consideración la dignidad de la persona humana".
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