Se trata de personas que deciden seguir a Jesucristo como Señor y Salvador y creer en la Biblia, pero que no se presentan públicamente como cristianos. Los hay que ni siquiera se bautizan, y que se consideran al mismo tiempo musulmanes y seguidores de Jesús.
Entre los misioneros protestantes que trabajan con musulmanes e hindúes se debate el fenómeno de los «creyentes ocultos», personas de esos orígenes que deciden seguir a Jesucristo como Señor y Salvador y creer en la Biblia, pero que no se presentan públicamente como cristianos. Los hay que ni siquiera se bautizan, y que se consideran al mismo tiempo musulmanes y seguidores de Jesús. Interpretan el Corán «a su manera», dan primacía al Evangelio y rehúsan definirse como «cristianos», palabra que en sus sociedades tiene malas connotaciones. Así evitan romper con su familia y ambiente.
«Hay estimaciones muy toscas de hasta 15 millones de creyentes no bautizados en el mundo hindú y musulmán», recoge la estudiosa católica Sherry Weddell, del Instituto de Evangelización Catalina de Siena, en Colorado Springs, EE UU. «La única categoría católica u ortodoxa para un creyente no bautizado sería una especie de catecúmeno de por vida, pero que no piense bautizarse o llamarse cristiano resulta impensable», escribe Weddell.
La Razón ha preguntado al superior español de los Misioneros Combonianos, Daniel Cerezo, y al arzobispo Lawrence Saldanha (de Lahore, Pakistán) sobre este fenómeno, pero no les consta. Sólo conocen conversiones aisladas al catolicismo, y siempre clandestinas. Javier Menéndez Ros, director de Ayuda a la Iglesia Necesitada, visitando Egipto, sí conoció musulmanes que creían en el cristianismo y vivían como cristianos, pero dilataban su bautismo indefinidamente.
Entre los protestantes hay división de opiniones. El misionero Phil Parshall, después de 44 años entre musulmanes en Filipinas y Bangla Desh, prefiere hablar de «seguidores de Jesús» que de «cristianos», pero no acepta que alguien pueda seguir a Jesús y aún acuda a la mezquita, considere a Mahoma como un profeta y se niegue a bautizarse. «Eso es sincretismo», denuncia.
Musulmán que sigue a Jesús
Mazar Mallouhi, escritor sirio, en cambio, afirma que «soy un musulmán seguidor de Jesús porque nací en un contexto musulmán y no quiero rechazar mi herencia. Para ser cristiano no se requiere experimentar disgusto hacia el islam». En las diversas tendencias misioneras, todos lamentan la hostilidad contra quien opta por Jesucristo.
P. J. Ginés/La Razón
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