Escrito por Juan Antonio Martínez Camino - Obispo auxiliar de Madrid y secretario general de la CEE. Domingo, 18 de julio de 2010. www.ecclesiadigital.es
Pocos diarios generalistas dedican tantas páginas a la religión y, en particular, a la Iglesia católica como “El País”. Pero, lamentablemente, se trata casi siempre de informaciones sesgadas o de opiniones basadas en prejuicios, cuando no en manifiestas falsedades.
Valga como botón de muestra el artículo titulado “Groserías contra la mujer” que aparece sin firma el sábado 17 de julio de 2010 en la página de opinión, es decir, como reflejo de la postura oficial del diario. Según el editorialista, la Iglesia católica, al publicar las Normas sobre los delitos más graves el día anterior, ponía de manifiesto una vez más su inquina inveterada contra la mujer.
Pero he aquí que todo el artículo se basa en una lectura falseada de Santo Tomás de Aquino, a quien el consejero religioso de “El País” hace decir exactamente lo contrario de lo que piensa y escribe el gran teólogo medieval: ¡Nada más y nada menos que Dios no debería haber creado a la mujer!
Es posible que más de un lector asiduo del diario antirreligioso y anticatólico se haya tragado tamaña bola. Al fin y al cabo, los estómagos ayunos de otra cosa han de llegar a acostumbrarse, mal que bien, incluso a ponzoñas hediondas. Pero supongo que también más de un lector se habrá sentido al menos tentado de pensar que eso parece un poco demasiado: que los clérigos que siguen a Santo Tomás no pueden sostener esa inmensa estupidez de que Dios actúo en contra de la razón (divina, supongo) cuando no se sabe por qué acabó creando a la mujer. Pues bien, en especial a estos últimos lectores les brindo la clave de la operación llevada a cabo por el consejero religioso de “El País” que ha sido capaz de poner en guardia su sentido común y les ha llevado a dudar de la veracidad de tal afirmación.
En su gran obra, la Suma Teológica -a la que “El País” se refiere- Santo Tomás de Aquino procede siempre aduciendo argumentos cuya veracidad él no comparte, pero que podrían parecer verdaderos (videtur quod) por la autoridad de quien los sostiene o por lo que sea. A continuación los rebate con un “pero, en contra de eso...” (sed contra). Y luego remata la faena intelectual respondiendo (respondeo dicendum) uno por uno a los argumentos aparentemente verdaderos con los que había comenzado.
Pues bien, lo que el consejero religioso de “El País” ha hecho ha sido hacer pasar por pensamiento de Santo Tomás precisamente uno de los argumentos que él rechaza en la cuestión 92 de la primera parte de su Suma Teológica (para los entendidos: 1 q.92 a.1). El argumento rechazado lo expone así el gran teólogo: “Se deben cortar las ocasiones de pecado. Pero Dios sabía de antemano que la mujer se iba convertir en ocasión de pecado para el varón. Por tanto, no debió hacer a la mujer entre sus primeras obras, antes del pecado”. Y añade enseguida que en contra de tal argumento está lo que dice el libro del Génesis (2, 18): “No está bien que el hombre esté solo; hagámosle una ayuda semejante a él”. Y luego responde como sigue al peregrino argumento: “Si Dios hubiera quitado del mundo todo aquello de lo que el hombre toma ocasión para pecar, el universo habría quedado imperfecto. No debió suprimir lo que es un bien general para evitar un mal particular: menos aún, dado que Dios goza de un poder tal, que es capaz de ordenar cualquier mal hacia el bien”.
Total: que Santo Tomás y, la Iglesia católica con él, piensa que la mujer es “un bien general” tan inmenso que Dios no podía prescindir de él, aun cuando sabía que se iba a convertir ocasionalmente en causa de un “mal particular”. Sin la mujer el universo, la creación de Dios, habría quedado sin terminar.
“El País” debería buscarse mejores consejeros en materia religiosa. De lo contrario, groserías contra el sentido común como ésta van a acabar por desanimar incluso a sus más fieles aprendices de anticlericales y de ateos.
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