No hace falta remontarse al genocidio de armenios, de asirios y griegos cristianos masacrados por las huestes del Islam del Imperio Otomano; o el de los cristianos del sur del Sudán por las hordas del Islam del norte del país, del siglo pasado para saber que es el genocidio de cristianos.
Hoy, en estos días, desde hace tiempo, cada día son asesinados decenas de cristianos en los países musulmanes por el mero y único hecho de ser cristianos. Estas masacres son ignoradas. Los valores judeocristianos de los países occidentales paulatinamente se van diluyendo en el relativismo ético en el que los crímenes contra los cristianos son ocultados por los medios de comunicación por miedo de herir la sensibilidad de los musulmanes que viven en Occidente.
Los asesinatos contra las poblaciones indefensas de dhimmies cristianos, ciudadanos de segunda clase, son terriblemente cotidianos. No sólo en Nigeria los islamistas de Boko Haram asesinan a los cristianos, también en Siria, Egipto, Irak, Pakistán y en tantos otros países musulmanes los islamistas masacran a los cristianos.
En la gran mayoría de países musulmanes la vida humana ha llegado a tener escaso valor: en Siria, Irak, se asesinan entre correligionarios musulmanes. No hay movimientos de masas en los países musulmanes que exijan la paz. Sólo hay silencio. Lo mismo acontece en Occidente con los musulmanes, no hay movimientos de masas de estos ni de sus líderes religiosos que desautoricen a todos los contendientes que se acuchillan y decapitan en nombre de Alá, del Corán y de Muhammad.
Todavía aún menos hay palabras de condena contra el asesinato de cristianos que se perpetran en nombre de Alá, del Corán y de Muhammad.
NOTAS
No hay comentarios:
Publicar un comentario