Acusados con calumnias de violar la ley sobre la blasfemia
CIUDAD DEL VATICANO, martes 20 de julio de 2010 (ZENIT.org).- Los medios de información de la Santa Sede han denunciado el asesinato, este 19 de julio, de dos cristianos en Faisalabad, Paquistán, donde se defendían de la acusación de haber violado la ley sobre la blasfemia.
La noticia ha recibido amplio espacio en "L'Osservatore Romano", "Radio Vaticano", y la agencia "Fides". Además las agencias misioneras de información católicas, como "Asianews", "Églises d'Asie" y "Ucanews", han seguido el caso muy de cerca, mostrando la conmoción que ha provocado en el mundo católico.
Los asesinatos de Rashid Emmanuel, predicador de la Biblia, y de su hermano Sajid Masih, encarcelados desde hace tres semanas porque habían sido acusados de blasfemia por parte de fanáticos musulmanes, acaecieron al final de una audiencia en el tribunal donde se habría demostrado su inocencia, en virtud de un informe de policía que les declaraba inocentes.
Los autores del asesinato les atacaron con armas de fuego al salir del tribunal, mientras que el policía que les acompañaba quedó herido. Los asesinos abandonaron la escena del crimen sin ser detenidos.
El rito de los funerales fue presidido por monseñor Joseph Coutts, obispo de Faisalabad, este martes.
En declaraciones a la agencia "Fides", de la Congregación vaticana para la Evangelización de los Pueblos, monseñor Coutts ha revelado que el funeral se ha vivido "en un clima de luto, dolor y de alta tensión emotiva".
"Le he dicho a la gente que la sangre de estos inocentes la ofrecemos a Dios junto a la Sangre de Cristo. Servirá para nuestra salvación y esperamos para curar a nuestra comunidad de Faisalabad de las enfermedades del odio y de la violencia", recuerda el prelado.
Según Coutts, "los dos hermanos eran de una familia católica y ambos habían recibido el Bautismo en nuestra Iglesia. Recientemente uno de los dos, Rashid, a través de un breve curso en Internet, había recibido el mandato de un grupo protestante para predicar la Biblia".
En los días precedentes al asesinato, se habían registrado en Faisalabad protestas organizadas por asociaciones de integristas islámicos que promueven el enfrentamiento con la comunidad cristiana local.
El 15 de julio una manifestación de integristas había desfilado por las calles de Waris Pura, el barrio de las afueras de Faisalabad, donde viven más de cien mil cristianos.
En la manifestación, se lanzaron piedras contra la fachada de la iglesia católica del Santo Rosario, suscitando enorme preocupación entre los fieles.
Los manifestantes musulmanes habían invocado insistentemente la condena a muerte para los dos hermanos cristianos, pues eran considerados culpables de haber distribuido papeles con frases en las que se injuriaba al profeta Mahoma.
Las investigaciones de la policía, sin embargo, demostraron que los dos hermanos no eran autores de estos papeles, pues quien había añadido las frases blasfemas era alguien que había tratado de imitar de mala manera la caligrafía de los acusados.
El secretario ejecutivo de la Comisión Nacional para la Justicia y la Paz de la Conferencia Episcopal de Pakistán, Peter Jacob, citado por "L'Osservatore Romano", ha renovado el llamamiento a las autoridades para que se abrogue la ley sobre la blasfemia, utilizada con frecuencia como un pretexto por parte de integristas para perseguir a los cristianos.
Para el representante católico "es necesario convencer al Gobierno y a la opinión pública de que esta ley es peligrosa para la supervivencia misma de Pakistán".
Los asesinatos de Rashid Emmanuel, predicador de la Biblia, y de su hermano Sajid Masih, encarcelados desde hace tres semanas porque habían sido acusados de blasfemia por parte de fanáticos musulmanes, acaecieron al final de una audiencia en el tribunal donde se habría demostrado su inocencia, en virtud de un informe de policía que les declaraba inocentes.
Los autores del asesinato les atacaron con armas de fuego al salir del tribunal, mientras que el policía que les acompañaba quedó herido. Los asesinos abandonaron la escena del crimen sin ser detenidos.
El rito de los funerales fue presidido por monseñor Joseph Coutts, obispo de Faisalabad, este martes.
En declaraciones a la agencia "Fides", de la Congregación vaticana para la Evangelización de los Pueblos, monseñor Coutts ha revelado que el funeral se ha vivido "en un clima de luto, dolor y de alta tensión emotiva".
"Le he dicho a la gente que la sangre de estos inocentes la ofrecemos a Dios junto a la Sangre de Cristo. Servirá para nuestra salvación y esperamos para curar a nuestra comunidad de Faisalabad de las enfermedades del odio y de la violencia", recuerda el prelado.
Según Coutts, "los dos hermanos eran de una familia católica y ambos habían recibido el Bautismo en nuestra Iglesia. Recientemente uno de los dos, Rashid, a través de un breve curso en Internet, había recibido el mandato de un grupo protestante para predicar la Biblia".
En los días precedentes al asesinato, se habían registrado en Faisalabad protestas organizadas por asociaciones de integristas islámicos que promueven el enfrentamiento con la comunidad cristiana local.
El 15 de julio una manifestación de integristas había desfilado por las calles de Waris Pura, el barrio de las afueras de Faisalabad, donde viven más de cien mil cristianos.
En la manifestación, se lanzaron piedras contra la fachada de la iglesia católica del Santo Rosario, suscitando enorme preocupación entre los fieles.
Los manifestantes musulmanes habían invocado insistentemente la condena a muerte para los dos hermanos cristianos, pues eran considerados culpables de haber distribuido papeles con frases en las que se injuriaba al profeta Mahoma.
Las investigaciones de la policía, sin embargo, demostraron que los dos hermanos no eran autores de estos papeles, pues quien había añadido las frases blasfemas era alguien que había tratado de imitar de mala manera la caligrafía de los acusados.
El secretario ejecutivo de la Comisión Nacional para la Justicia y la Paz de la Conferencia Episcopal de Pakistán, Peter Jacob, citado por "L'Osservatore Romano", ha renovado el llamamiento a las autoridades para que se abrogue la ley sobre la blasfemia, utilizada con frecuencia como un pretexto por parte de integristas para perseguir a los cristianos.
Para el representante católico "es necesario convencer al Gobierno y a la opinión pública de que esta ley es peligrosa para la supervivencia misma de Pakistán".
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