El Papa Francisco, recibiendo en audiencia al reverendo John Chalmers, Moderador de la Iglesia reformada de Escocia [protestantes presbiterianos, algo menos de 500.000 en Escocia, donde fue la dominante desde el siglo XVI; nota de ReL] con su séquito, trató el tema del ecumenismo.
El Papa pidió que “lo que tenemos en común que sea más grande que lo que nos puede dividir”.
El Papa se pasó a hablar en español para expresar de corazón su dolor por los 21 egipcios cristianos coptos asesinados por los yihadistas de Estado Islámico en Libia. Aseguró: “La sangre de nuestros hermanos cristianos es un testimonio que grita”.
“Me permito recurrir a mi lengua materna para expresar un hondo y triste sentimiento. Hoy pude leer la ejecución de esos 20, 21, 22 cristianos coptos. Yo solamente decía: Jesús, ayúdame. Fueron asesinados por el sólo hecho de ser cristianos. Usted, hermano, en su alocución se refirió a lo que pasa en la tierra de Jesús. La sangre de nuestros hermanos cristianos es un testimonio que grita. Sean católicos, ortodoxos, coptos, luteranos, no interesa: son cristianos. Y la sangre es la misma, la sangre confiesa a Cristo. Recordando a estos hermanos que han sido muertos por el sólo hecho de confesar a Cristo, pido que nos animemos mutuamente a seguir adelante con este ecumenismo que nos está alentando el ecumenismo de la sangre. Los mártires son de todos los cristianos, recemos unos por los otros”.
Recordando el esfuerzo común al servicio del Evangelio y de la unidad de los cristianos, el Papa recordó que el actual estado de las relaciones ecuménicas en Escocia testimonia cuanto como cristianos tenemos en común, y que esto “sea más grande que lo que nos puede dividir” y añade diciendo que tenemos que seguir buscando modos todavía más eficaces, para superar “viejos prejuicios y encontrar nuevas formas de intensa colaboración”.
La fe y el testimonio cristiano se enfrenta a desafíos tales, que sólo uniendo nuestros esfuerzos, dijo el Papa, podremos hacer un servicio efectivo a la familia humana y permitir a la luz de Cristo llegar a todos los rincones oscuros de nuestro corazón y de nuestro mundo.
Finalmente el Papa pidió que recemos los unos por los otros, “y continuemos a caminar juntos en el camino de la sabiduría, de la benevolencia, de la fuerza y de la paz”.
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