MOSUL, miércoles 14 abril 2010 (ZENIT.org).- Las festividades pascuales que han transcurrido con tranquilidad en Mosul, Irak,permiten a los cristianos esperar en un futuro mejor.
El arzobispo de Mosul, Amil Nona, habló con la asociación caritativa internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) sobre las nuevas perspectivas para la supervivencia del cristianismo en una de las zonas más atormentadas de la región medioriental, después que las celebraciones de Pascua hayan visto aumentar el número de fieles que han participado en ellas.
El prelado afirmó que cerca de 1.500 personas asistieron a la Misa de Pascua de rito caldeo en Mosul, ciudad situada al norte del país.
Las celebraciones, explicó, han dado “nueva esperanza”, sobre todo tras las elecciones del 7 de marzo pasado.
Una serie de episodios violentos contra los cristianos de Mosul, antes de las elecciones, había causado el éxodo de 3.500 fieles –la mitad de la población cristiana de la ciudad--, que se había refugiado sobre todo en las aldeas de la llanura de Nínive. Muchos, sin embargo, ya han retornado.
“La gente se muestra claramente más confiada tras las elecciones –confesó el prelado--. Confía en que las cosas ahora mejorarán”.
“Las celebraciones pascuales han transcurrido muy bien –añadió--. Estoy de verdad contento, y se veía que lo estaba también la gente. Vinieron a la iglesia personas a las que no se veía desde hace dos o tres años”.
El arzobispo Nona explicó que las medidas de seguridad han sido ingentes, con hombres armados en el exterior de las cuatro iglesias de Mosul, en las que tenían lugar las celebraciones católicas de rito caldeo.
Los oficios de Semana Santa se han desarrollado del modo habitual. La única excepción ha sido el hecho de que las liturgias de la noche, como la Vigilia Pascual, se hicieron durante el día, con el fin de reducir los riesgos.
En este momento, reconoció el prelado, es “muy difícil” decir si estos signos de esperanza impulsarán el retorno a la patria de miles de cristianos que dejaron Mosul en los años de la violencia anticristiana y de la inseguridad que siguieron a la caída de Saddam Hussein.
Desde 2003, la comunidad católica de rito caldeo de Mosul ha disminuído dos tercios.
Otro signo de esperanza para la Iglesia de Irak ha sido el de las Hijas de María Inmaculada, conocidas también como religiosas caldeas, que han proporcionado paquetes pascuales a 750 familias pobres que viven en las aldeas en torno a la antigua ciudad cristiana de Zakho, cerca de la frontera con Siria y Turquía.
Las cestas de alimentos han sido financiadas por Ayuda a la Iglesia Necesitada, que desde 2008 ayuda a proporcionar paquetes en Navidad y Pascua a los cristianos de la región.
Hablando desde Erbil, capital regional del norte de Irak, controlado por los kurdos, el padre Bashar Warda, que coordina el proyecto de los paquetes de ayuda, afirmó que la iniciativa ha tenido una vez más un gran éxito.
Respecto al año pasado, explicó, el número de productos de cada paquete ha sido reducido para permitir llegar a más familias, muchas de las cuales viven en extrema pobreza, habiendo tenido que abandonar sus propias casas en el sur del país.
Traducido del italiano por Nieves San Martín
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