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La guerra de Turquía contra los misioneros cristianos



Al día siguiente de que el pastor estadounidense Andrew Brunson fuese liberado de una prisión turca, otro cristiano que llevaba viviendo dos casi dos décadas en Turquía fue detenido por las autoridades. Le dijeron que tenía dos semanas para abandonar el país, sin su mujer y sus tres hijos. David Byle, evangélico canadiense-americano, no sólo sufrió varias detenciones e interrogatorios a lo largo de los años, también se enfrentó a la deportación en tres ocasiones. En cada una de ellas se libró por sentencias judiciales. Sin embargo, en esa última ocasión no logró evitar el destierro, y abandonó Turquía tras pasar dos días en un centro de detención. Cuando intentó volver junto a su familia, el pasado 20 de noviembre, se le negó la entrada en el país. Según Claire Evans, directora regional de International Christian Concern, "Turquía está dejando cada vez más claro que [en su territorio] no hay sitio para el cristianismo, aunque su Constitución diga lo contrario. No es casualidad que Turquía decidiera iniciar este proceso al día siguiente de la excarcelación de Brunson y que (...) las autoridades ignoraran una sentencia. Debemos tener a la familia Byle en nuestras oraciones durante este periodo de difícil separación".
Brunson y Byle se cuentan entre los numerosos clérigos cristianos que han sido víctimas de la aversión turca al cristianismo. En sus informes anuales sobre violaciones de derechos humanos, que publica desde 2009, la Asociación de Iglesias Protestantes de Turquía detalla la sistemática discriminación de que son objeto los protestantes, que padecen ataques verbales y físicos; además, el Gobierno no reconoce a la comunidad protestante como una entidad legal, y le niega el derecho a crear y mantener libremente espacios para el culto. Los protestantes no pueden crear escuelas o formar a sus propios clérigos, lo que les obliga a depender del apoyo de los líderes de iglesias extranjeras. A trabajadores religiosos y feligreses extranjeros se les ha denegado el permiso para entrar en Turquía o el permiso de residencia, o han sido deportados. Aunque las actividades misioneras no son ilegales según el Código Penal, tanto los pastores extranjeros como los ciudadanos turcos que se convierten al cristianismo son tratados como parias por las autoridades y buena parte de la sociedad. No hay de qué sorprenderse, dados los informes anticristianos de las instituciones del Estado que moldean las políticas del Gobierno. He aquí unos ejemplos:
– En 2001, tras recibir un informe de la Organización Nacional de Inteligencia (MIT), el Consejo de Seguridad Nacional (MGK) declaró que las actividades misioneras de los cristianos eran una “amenaza para la seguridad” y que había que “tomar precauciones contra [esas] actividades divisivas y destructivas”.
– En 2004, la Cámara de Comercio de Ankara (ATO) emitió un informe en el que se afirmaba: “Las actividades misioneras provocan aspiraciones separatistas étnicas y religiosas y atentan contra la estructura unitaria del Estado”.
– En 2005, el ministro de Estado, Mehmet Aydın, declaró: “Creemos que las actividades misioneras [cristianas] se proponen destruir la unidad histórica, religiosa, nacional y cultural (…), [el misionero] es visto como un movimiento sumamente planificado, con objetivos políticos”.
– En 2006, las Fuerzas Armadas Turcas (TSK) elaboraron un informe en el que se referían a los misioneros cristianos como una “amenaza” y hacían hincapié en la necesidad de establecer regulaciones para impedir sus actividades. Ese mismo año, Ali Bardakoğlu, director de Diyanet (el Directorio de Asuntos Religiosos, financiado por el Gobierno), dijo en televisión: “Diyanet tiene el deber de advertir al pueblo sobre los misioneros y otros movimientos que la amenazan”.
– En 2007, Niyazi Güney, funcionario del Ministerio de Justicia, sentenció: “Los misioneros son aún más peligrosos que las organizaciones terroristas”.

Chile ya no es un país católico

Una encuesta publicada pocos días atrás por el Centro de Estudios Públicos indica que el número de católicos bajó del 69% al 55%, es decir, 14 puntos porcentuales en los últimos diez años.
Se mantiene así la misma tendencia desde el decenio anterior, año 1998, cuando los que se declaraban católicos  era un 73%. Es notable que en los estratos altos, que definen las leyes y dirección general del país, solo un 46% se identifica católico, mientras que el 44% (cifra que es equivalente a la anterior desde un punto de vista estadístico) dice ser ateo o agnóstico. En todo caso, esto no implica necesariamente una mayor secularización, pues incluso entre el 24% de encuestados que se identifican como “sin denominación” (ni católico ni evangélico), la mayoría de ellos (un 56%) cree en la vida después de la muerte. La confianza en la Iglesia, en tanto, solo alcanza un 13%.
A nadie puede sorprender las paupérrimas cifras que obtiene la Iglesia en esta encuesta, considerando los factores que se conjugan. Por una parte, el acceso a un mejor estándar de vida, que se asocia a una menor importancia de la religión en la vida de los individuos; y por otra, los numerosos casos de abuso cometidos por sacerdotes y religiosos, que naturalmente conlleva el rechazo a la Iglesia. Poco se puede hacer a estas alturas respecto de ambos. Se trata de un resultado esperable, que no se puede atribuir más que a la incapacidad de los católicos de encarnar su propio mensaje.
Más interesante me parece comentar la columna de Daniel Matamala en torno a la encuesta, titulada El Chile Poscatólico. Si bien el autor en general no destaca por su perspicacia o profundidad de análisis, en este caso ofrece un buen resumen de las reacciones naturales antes este nuevo escenario.
Dice Matamala:
Chile se apresta a convertirse en un país poscatólico, y eso tiene consecuencias que afectan a toda la sociedad. Como dijo Voltaire: “Dios no existe, pero no se lo digan a mi sirviente; podría matarme en la noche”. El temor es que, sin el pegamento religioso, las sociedades se desmoronen.
No sé si a estas alturas de la historia alguien todavía tenga ese temor. En otras épocas, tal vez, sin tanta policía ni cárceles, pero ahora…. Es cierto que, ante el retroceso de la afiliación religiosa, muchos buscan rescatarla apelando a su valor social, refugiándose en el rol social que cumpliría. “Al menos reconoce que la Iglesia ayuda a mucha gente, y nos inspira a ayudar", nos quieren decir.
Los católicos debemos rechazar esa clase de argumentos, y no usarlos. El motivo es evidente en la columna de Matamala:
Las democracias modernas han sido exitosas en reemplazar la religión con otros “órdenes imaginados”, como los llama el historiador Yuval Noah Harari. Podemos no creer en Dios ni menos en sus representantes en la tierra, siempre que creamos en religiones seculares, como el humanismo, el liberalismo o el nacionalismo.[…] Ninguna de esas convenciones sociales es más “real” que otra. Las libertades individuales y los derechos humanos son una construcción social, tal como lo son Zeus, Alá o Yahvé.
Sócrates fue condenado a muerte por ateísmo, por no prestar el debido respeto a los dioses de su polis. Más allá de si Zeus o Atenea existen, lo importante era proteger la estabilidad y supervivencia de la comunidad. Y 24 siglos después no mucho ha cambiado. El propio Matamala, apelando a su ateísmo, sostiene que las libertades individuales y los derechos humanos no son más reales para él que Zeus, Apolo u otros dioses de la antigüedad.
Es muy sincero de parte de Matamala admitirlo, pero resulta en un desastre para la construcción de la sociedad. De pronto, todos los discursos grandilocuentes sobre las violaciones a los derechos humanos y la protección de la dignidad humana quedan reducidos a una competencia entre constructos culturales, y la capacidad que por ahora tiene Occidente de imponer por la fuerza sus ideas.
El catolicismo es mucho, muchísimo más que todo eso. La Iglesia tiene una verdad objetiva y verificable que ofrecer al mundo. Una cosmovisión fundada en la razón y la experiencia humana, capaz de demostrar sus fundamentos. No es cuestión opinable, sino de una realidad trascendente, que permiten conocer la existencia de Dios, y la realidad histórica de la persona de Jesús de Nazaret. A partir de ahí, y solo a partir de ahí, la dignidad humana y los derechos inalienables son reales, inherentes, anteriores al Estado y a todas sus construcciones culturales. Son reales, son de verdad.
¿Se nos quiere reducir a una institución que hace caridad y reparte sermones de autoayuda? ¿Qué sea el “opio del pueblo? ¿Qué otorga una pátina de legitimidad a los gobernantes o al sistema político? No, nunca, no gracias. Tenemos mejores cosas que hacer.
Claro que no es fácil. Implica trabajo, y prepararnos en filosofía, ciencia e historia. Tal vez no sea labor para todos, y seguramente no veremos frutos en el próximo gobierno, ni en los 25 siguientes. Pero si la alternativa es el catolicismo cultural, prefiero que Chile sea un país poscatólico.

1.000 «mártires», 120 iglesias destruidas, colegios, monasterios...: datos del cristianismo en Siria


Siria continúa sumida en una guerra civil en la que se calcula que han muerto en torno a medio millón de personas, entre las cifras dadas por diversas fuentes. Dentro de este conflicto, la comunidad cristiana se ha visto muy amenazada, especialmente por los grupos yihadistas como el Daesh y Al Qaeda que han tomado parte en el conflicto.
La Iglesia local, a la par de su labor asistencial y pastoral, está llevando a cabo un importante trabajo de documentación de los templos, centros pastorales, casas parroquiales y otros lugares de culto que han sido objetivo de las bombas y ataques infundados. El fin es poder recuperar estos lugares lo antes posible para que la comunidad cristiana pueda seguir disfrutando de ellos y se frene la hemorragia de miles de cristianos que se han visto forzados a huir de sus lugares de origen ante la persecución.
Irmina Nockiewicz, que trabaja en el equipo de Relaciones Institucionales de la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada ante la Unión Europea, está apoyando a la Iglesia en esta labor investigadora, que también está constatando cientos de casos de amenazas, secuestros y asesinatos contra cristianos por el simple hecho de serlo. Da a conocer parte de los datos que se han recopilado hasta ahora y el valor de estos para que en Siria, el cristianismo no desaparezca.
- ¿Cuáles son las cifras de estos ataques contra los cristianos en Siria?
- Aunque aún estamos en un proceso inicial de la investigación, se han calculado ya unas 120 iglesias destruidas total o parcialmente por los bombardeos. Pero hay otros muchos edificios también destruidos: monasterios, colegios, casas parroquiales, centros juveniles.Estos edificios dan cuenta de que en Siria la Iglesia juega un rol social y cultural muy importante, como en otros países. Además se está haciendo un estudio de las casas de cristianos para poder reconstruirlas, para que los que tuvieron que huir de la guerra, vuelvan lo antes posible.
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Irmina Nockiewicz, a la izquierda en la imagen, ayuda a la Iglesia local en siria en la documentación de los cristianos asesinados y de los templos destruidos / Foto Getty Images

Del Buda a Cristo

Fui budista zen durante 10 años. Hice mucha meditación zen (zazen), tuve un sensei debidamente reconocido por las autoridades japonesas de la escuela Soto. Viví en España en un centro budista, junto con un monje. Hice muchos retiros, aprendí muchos rituales, cantos, mantras, sutras, posturas, hice muchas postraciones a Buda, le ofrecí incienso y comida en cuenquitos y tacitas. Tuve un nombre “dharma” del que me sentía orgulloso, porque resumía los dos pilares de la enseñanza de Buda: compasión y sabiduría. Me sentí orgulloso de mi sangha –amigos en el camino budista- y del nivel espiritual de mi sensei.  Hice mucho por propagar la doctrina budista, organicé retiros en España y México, di cursos de meditación, enseñé a muchas personas los rituales, leí todo lo que pude sobre Budismo, viví como un monje, y quise –durante años- volverme monje zen. Me convencí de que su doctrina era –racionalmente hablando- inexpugnable, no le encontré fisuras, afirmé que daba respuesta  y solución a todo. La encontré hermosa y benéfica. Llegué a definir al budismo como un gran tesoro en mi vida, llegué a pensar que el último consejo que daría a alguien antes de morir sería el que se hiciera budista.
¿Y cómo no pensar así cuando el mundo acepta el budismo con los brazos abiertos? El budismo –según el mundo- es tolerante, humanista, no es dogmático, es igualitario, es ecologista, es democrático, comparte una ética mínima con todas las doctrinas religiosas, se adapta a las necesidades citadinas, es competitivo pero a la vez es amable, sirve para ser más eficaz y eficiente; es bien visto por empresarios, amas de casa, feministas, intelectuales, escritores, y demás. Las imágenes del lama tibetano, del anacoreta tailandés o del monje japonés son universalmente veneradas. Además, su espiritualidad es irresistible y convincente en medio de tanto ajetreo: silencio, quietud, palabras sabias, paisajes nublados.
En el budismo a la occidental no hay necesidad de tanto “ritual vacío”, lo importante es la espiritualidad. ¿Y cómo se es espiritual? Sencillo, basta con leer unos cuantos libros, aprenderse unas cuantas frases hechas, abominar todo dogmatismo y jerarquía, sentarse con las piernas cruzadas y así hasta alcanzar la iluminación.

Agentes chinos impiden la Navidad a estudiantes y niños en parroquias: un cura lo describe


El "padre Estanislao" es un sacerdote del nordeste de China que ha difundido una descripción de cómo las autoridades de su región enviaron funcionarios a hostigar cualquier celebración navideña que implique niños o jóvenes.
En los últimos dos o tres años las autoridades se han vuelto mucho más estrictas a la hora de intentar encerrar y ocultar los símbolos religiosos y sus celebraciones, especialmente dificultando el acceso de los menores de edad. La agencia AsiaNews publica su narración, que reproducimos a continuación.
La guerra contra la Navidad de los niños en China
por P. Estanislao
Anteayer, la mañana antes de navidad, los funcionarios del Frente Unido y de la Oficina de Asuntos Religiosos vinieron a felicitarnos. Me dieron consejos sobre problemas de seguridad y también me recordaron que en los días de fiesta no se permite a los menores participar en las misas o encuentros nocturnos.
Además los textos de felicitación de la Fiesta de la Primavera no se pueden vender ni colocar sin que sean antes aprobados.
Respondí que muchos problemas es necesario debatirlos, que muchas opiniones pueden ser sólo opiniones, no normas, y no podrían ser tan generales como las políticas constitucionales. Los dirigentes del Frente Unido quizás no tenían ganan de debatir: al empezar la argumentación, se apresuraron en irse.
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Misa de Navidad con niños en Pekín, en una iglesia oficial, donde las regulaciones son a menudo menos estrictas

Acuerdo de China: ¿el Vaticano se metido a sí mismo en un problema sin salida?


(Catholic Herald) Poco antes de Navidad, el Vaticano envió una delegación a China para discutir el controvertido acuerdo presentado en septiembre. La redacción del pacto sigue siendo un secreto guardado, pero se cree que le otorga al gobierno oficialmente ateo y autoritario chino el derecho a nombrar obispos católicos. Se dice que el papa tiene poder de veto.
Cuando se anunció el «acuerdo provisional», el Vaticano rehabilitó a ocho obispos respaldados por el gobierno que anteriormente fueron excomulgados o considerados ilegítimos. Desde entonces, la Santa Sede ha pedido a dos obispos «clandestinos», que se negaron a comprometerse con el régimen comunista, que se aparten para que dos obispos recientemente reconciliados puedan hacerse cargo de sus diócesis.
En octubre, el gobierno chino envió a dos obispos para asistir al sínodo de los jóvenes en Roma. Por contra, los funcionarios prohibieron a los jóvenes chinos asistir a las iglesias. Uno de los dos delegados, el obispo Joseph Guo de Chengde, ejerció durante tres mandatos en el Congreso Nacional Popular, el «parlamento» de Pekín, aunque los clérigos tienen prohibido ocupar cargos públicos en virtud del derecho canónico. Guo fue automáticamente excomulgado cuando fue ordenado obispo en 2010, pero estuvo entre los ocho prelados reconocidos en septiembre.
El acuerdo entre el Vaticano y China es, como era de esperar, profundamente impopular dentro de la Iglesia católica en general. Según la revista América, incluso fuentes de la Santa Sede han admitido que «no es un buen acuerdo».
Pero el acuerdo tiene sus partidarios, especialmente entre los jesuitas, una orden conocida por arriesgarse para llevar la fe al Lejano Oriente. Argumentan que el Vaticano no tiene más remedio que involucrarse en un régimen que, según admiten libremente, se encuentra entre los peores violadores de los derechos humanos en el mundo. La alternativa, dicen, es abandonar a los aproximadamente 10 millones de católicos de China por completo a los caprichos del gobierno. Ellos creen que el acuerdo da a la Santa Sede cierta influencia sobre un estado por lo demás irresponsable.
También pueden apuntar a Vietnam, donde la Santa Sede llegó a un acuerdo similar hace una década. A fines del mes pasado, el país oficialmente comunista habría aceptado permitir que el Vaticano designara un nuncio residente en Hanoi. Este sería un paso importante hacia el establecimiento de relaciones diplomáticas plenas entre los dos estados. Así que la política de compromiso, el «modelo de Vietnam», posiblemente está dando frutos.
Pero los críticos del acuerdo con China argumentan que Vietnam no ofrece una analogía precisa. Allí, la Santa Sede propone tres nombres para cada vacante episcopal y Hanoi selecciona uno. Así que el Vaticano tiene más control sobre los nombramientos de lo que parece tener en China.

Cercados por grupos armados y con escolta, aun así Caritas ayuda a los más pobres de Somalia


María José Alexander es mexicana y vive a miles de kilómetros de su tierra natal, en Yibuti, en el Golfo de Adén, un pequeño país que hace frontera con Eritrea, Etiopía y Somalia. Ella es la directora de Cáritas Somalia desde hace un año y medio. “Yo no trabajo para Cáritas de Yibuti, aunque viva aquí, sino para Cáritas de Somalia pero yo no puedo vivir en el país por la situación de guerra -nos explica-. En cambio, Yibuti es un país estable”. María José nos explica que todas las ONGs que trabajan en Somalia entran al país cuándo es necesario y luego salen. La mayoría están en Kenia, pero su caso es algo especial pues tras el asesinato en 1989 de monseñor Salvatore Colombo, obispo de Mogadiscio, la administración apostólica fue asumida por el ahora obispo de Yibuti, monseñor Giorgio Bertín. En cualquier caso: “Yo también voy a Somalia una vez al mes, reviso los proyectos y me vuelvo”.
Monseñor Colombo fue asesinado mientras celebraba Misa en la catedral de Mogadiscio
La directora de Caritas Somalia, aunque joven, posee una larga trayectoria en el campo de la cooperación y el desarrollo internacional. Es miembro del Regnum Christi y ha colaborado en numerosas ONGs en México y ha trabajado con comunidades marginadas en Chiapas, Oaxaca y Chihuahua. Con el tiempo, además, se ha ido especializando en la ayuda a personas que sufren desplazamiento forzoso dentro de México, Colombia y el Líbano, justamente el perfil de población con el que ahora trabaja en Cáritas Somalia: los desplazados internos.

El Viacrucis de los cristianos perseguidos: catorce historias con nombre propio

La idea nace en la diócesis de Ivrea: una Via Crucis dedicado a los cristianos perseguidos del mundo, en el que cada estación corresponde a un caso, a una comunidad cristiana atacada, a un país. Y nosotros queremos retomar esta idea y proponer hasta el Viernes Santo, cada día, una historia de un cristiano o de un grupo de cristianos. Una historia de persecución, pero también de testimonio de fe. Porque así experimentamos la comunión con nuestros hermanos, podemos rezar por ellos y también aprender de ellos a vivir la fe en las circunstancias que Dios nos da. Y desear nuestra conversión más que otra cosa.

Primera estación (Irak) 
Salem Matti Kourk tenía 43 años. Era cristiano, vivía en Bartalah, una ciudad situada en la Llanura de Nínive, en Irak. Cuando el 8 de agosto de 2014 Bartalah fue conquistada por los milicianos del Estado Islámico, el Califato de Abu Bakr al Baghdadi, la mayor parte de los cristianos ya había abandonado la ciudad, añadiéndose a los centenares de miles de prófugos acosados por el avance de las milicias yihadistas. Salem fue uno de los pocos que se quedó porque, debido a sus problemas cardíacos, no podía enfrentarse al viaje con el resto de su familia.

A partir de aquel día permaneció escondido en casa. Salió el 1 de septiembre por primera vez, empujado por el hambre, para buscar alimentos y agua pues se le habían acabados todas las reservas. Pero los yihadistas lo arrestaron en un puesto de bloqueo en el centro de la ciudad, frente a la iglesia de la Virgen María. Los milicianos querían que se convirtiese al islam, le ordenaban que abjurara del Cristianismo. Salem se negó. Lo torturaron hasta morir, pero él no cedió. Después arrojaron su cadáver en la calle donde permaneció hasta que unos transeúntes lo recogieron y le dieron sepultura.

La situación de los cristianos de Irak empeoró dramáticamente en 2014, con el nacimiento del Estado Islámico que hoy controla amplias extensiones del país. En el Califato, a partir de junio de 2014, entró en vigor una estricta versión de la ley coránica. Los cristianos están obligados a convertirse o a pagar la dhimma, la tasa tradicionalmente impuesta por los musulmanes a los "infieles". Todos los cristianos en el Estado Islámico están en grave peligro, pero los más amenazados son los musulmanes que han abjurado y se han convertido al Cristianismo.

Segunda estación (Corea del Norte)
Kim Sang-Hwa es la hija del jefe de una iglesia clandestina de Corea del Norte. Supo que sus padres eran cristianos cuando, con 12 años, descubrió por casualidad una Biblia escondida en un cajón. "Empecé a temblar –cuenta–, estaba aterrorizada. El descubrimiento podía costarme la vida. ¿Qué tengo que hacer?, me preguntaba. ¿Tenía que hablar con mi profesor? ¿O ir al funcionario de seguridad? Volví a poner la Biblia en su sitio y durante 15 días no pensé en otra cosa. Sabía que era mi deber denunciar el libro ilegal. Pero por otra parte se trataba de mi familia". 

Al final Kim habló de ello con su padre. Así descubrió que era cristiana. A partir de ese momento, sus padres y abuelo le hicieron leer la Biblia y le enseñaron a rezar, advirtiéndole siempre que no hablara de ello con nadie. "Rezábamos susurrando por temor a que alguien nos oyera. Ni siquiera mis hermanos mayores sabían la verdad". A veces se reunían con otros fieles para rezar y leer la Biblia juntos, pero siempre con el miedo de que en los encuentros participaran espías. Ahora Kim vive en Corea del Sur. Consiguió huir, es libre, pero ha tenido que pagar el precio de estar siempre separada de su familia.

Corea del Norte es el país en el que los cristianos sufren las persecuciones más duras. El régimen comunista de Kim Jong-Un prohíbe cualquier práctica religiosa, incluso rezar y leer textos sagrados solos, en privado. La mínima infracción se castiga con torturas, reclusión durante años o para toda la vida en cárceles o campos de trabajo y, en los casos más graves, con la muerte. Casi un tercio de los coreanos detenidos actualmente en los terribles campos de trabajo del régimen son cristianos: de 50.000 a 70.000 personas cuya única culpa es creer en Dios.

Tercera estación (Pakistán)
Cuando en 2009 la policía fue a arrestarla, Asia Bibi, joven cristiana católica madre de cinco hijos, no entendió inmediatamente el porqué. Había tenido una discusión con algunas compañeras de trabajo musulmanas, nada serio, así creía ella. En cambio ellas la habían denunciado, acusándola de haber dicho palabras ofensivas contra Mahoma: una acusación gravísima en Pakistán, donde Asia vive y donde la ley castiga la blasfemia –ofender la fe con palabras y acciones– incluso con la pena de muerte. 



En 2010 Asia fue condenada a muerte mediante ahorcamiento. En 2014 la sentencia fue confirmada en segundo grado. Ahora se espera el resultado del recurso en el Tribunal Supremo, tercer y último grado del juicio. Asia está en la cárcel desde 2009. El juez Naveed Iqbal, que fue el primero en condenarla, fue a visitarla un día para ofrecerle revocarle la sentencia a condición de que se convirtiera al islam. "Le di las gracias de corazón por su propuesta –relata Asia– pero le respondí honestamente que prefería morir como cristiana que salir de la cárcel como musulmana. He sido condenada porque soy cristiana –le he dicho–, creo en Dios y en su gran amor. Si usted me ha condenado a muerte porque amo a Dios, estaré orgullosa de sacrificar mi vida por Él". 

En Pakistán el 97% de la población es musulmana. Pequeña minoría discriminada, mal vista y aislada, los cristianos viven con la angustia de ser acusados de blasfemia, pretexto fácil usado a menudo por venganza, despecho, chantaje o como arma en conflictos de interés. Por haber pedido la anulación de la ley sobre la blasfemia o, por lo menos una reducción de las penas previstas, en 2011 el gobernador del Punjab, Salman Taseer, y el ministro para las minorías, el líder católico Shahbaz Bhatti, fueron asesinados a pocos meses de distancia uno del otro.

Cuarta estación (Níger)
El pastor Zakaria Jadi estaba participando en la propia iglesia en un encuentro con otros sacerdotes ese 16 de enero de 2015 cuando en Níger estalló incontrolada la violencia contra los cristianos. El padre Jadi, ante los primeros ataques, corrió a avisar a sus compañeros para que pusieran al seguro a las familias. Cuando volvió, encontró la iglesia y su casa destruidas.

Ese día y el sucesivo fueron saqueadas e incendiadas 45 iglesias y otros edificios religiosos y se desencadenó una verdadera y propia caza a los cristianos, con el resultado de al menos 10 víctimas, una de las cuales fue encontrada carbonizada dentro de una iglesia católica. Cuando la situación se tranquilizó, los sacerdotes de la archidiócesis de la capital Niamey participaron en una ceremonia simbólica delante de la estatua dañada de la Virgen María, pero no destruida del todo, por el incendio de la iglesia de San Agustín.

El domingo sucesivo todos los párrocos celebraron la misa sin vestiduras, pues habían desaparecido, en iglesias improvisadas con sillas alquiladas y con mesas como altares.Muchos fieles donaron parte de su salario, todos se pusieron a disposición para limpiar, quitar los restos destruidos, reparar los daños y, apenas fuera posible, reconstruir las iglesias. 

El 80% de la población de Níger es musulmana. El país normalmente no figura entre los países en el que se verifican graves persecuciones contra los cristianos. Pero la furia de esos días ha dejado huella en la minoría cristiana. Además de las iglesias, se destruyeron conventos, escuelas, un orfanato. Los negocios de los cristianos fueron saqueados. Sucedió siguiendo la ola de protestas populares organizadas en todo el mundo islámico a causa de las viñetas irreverentes sobre Mahoma publicadas en Charlie Hebdo, la revista satírica acusada de blasfemia y castigada en enero con el exterminio de su redacción.

Quinta estación (Laos)
En Laos, en el verano de 2014, seis familias cristianas de etnia Hmong, unas 25 personas entre adultos y niños, fueron obligadas por la fuerza a dejar su aldea, Ko Hai. Sin casa ni medios de subsistencia, con los escasos indumentos y objetos que pudieron coger y transportar, desde entonces están acogidos provisionalmente en otra aldea del mismo distrito. Las seis familias se han granjeado la enemistad del resto de la comunidad por su negativa a volver a la religión tradicional, animista, practicada por la mayor parte de los habitantes de Ko Hai y alrededores. 

Los jefes de sus aldeas, con el apoyo de las autoridades locales, arrestaron en julio a dos de ellos y en la cárcel intentaron hacerlos abjurar. Vista su resistencia, un mes después los liberaron, pero siguieron ejerciendo presión, intimidando a las familias y al no conseguir que renunciaran a la fe cristiana, las expulsaron. Otros dos cristianos Hmong están en la cárcel desde noviembre por la misma razón: negarse a abjurar. Forman parte de un grupo de siete cristianos, entre los cuales un muchacho de 14 años, arrestados en el noroeste del país. 

En Laos los cristianos son aproximadamente 192.000, menos del 2% de la población. El 67% de los laotianos son budistas y el 31,5% animistas. Sobre todo en las zonas rurales, quien se convierte al Cristianismo y se niega a venerar a los antepasados y a los espíritus corre el riesgo de sufrir violencia y de ser expulsados de la comunidad. Los animistas consideran el Cristianismo un elemento ajeno que puede suscitar la cólera de los espíritus que protegen las aldeas. Los Hmong son una minoría étnica (el 8% de la población) perseguida por el gobierno comunista.

Sexta estación (Kenia)
Cuando los terroristas al Shabaab empezaron a disparar, Douglas Ochwodho fingió estar muerto. Fue el único que se salvó de los 29 cristianos –además de él, 19 hombres y 9 mujeres– que viajaban con otras 30 personas en un autocar atacado en noviembre de 2014 en el norte de Kenia. 

"Eran una decena, muy armados –contó otro superviviente, musulmán– cuando nos hicieron bajar y nos hicieron leer a todos algunos versículos del Corán en árabe. A los que no pudieron hacerlo les obligaron a tumbarse en el suelo y los asesinaron disparándoles a quemarropa un tiro en la cabeza". 


La masacre de Kenia: los que no sabían recitar el Corán murieron de un tiro en la cabeza.

Un año antes, durante el asalto a un centro comercial de la capital Nairobi, los terroristas al Shabaab identificaron a los musulmanes haciendo recitar a los rehenes versículos del Corán y oraciones en árabe y los hicieron salir sanos y salvos del edificio. Las víctimas fueron 67. En 2014 murieron de este modo, identificados como cristianos y por este motivo asesinados, 36 obreros de una obra, 48 habitantes de una ciudad y 15 residente de dos aldeas en las que también fueron raptadas 12 mujeres. Por primera vez en Kenia, en agosto de 2014, los al Shabaab secuestraron y decapitaron a un cristiano

Los al-Shabaab, autores de las masacres contras los cristianos en Kenia, son un grupo de fundamentalistas islámicos vinculado a al-Qaida y fundado en 2006 en la vecina Somalia. Activos también en Kenia, donde además reclutan desde hace años a jóvenes entre la población musulmana, a partir de 2011 han intensificado los atentados, concentrándose cada vez más en los cristianos. Por ineficiencia y escasa motivación por parte de las autoridades, los culpables nunca son castigados.

Séptima estación (Sri Lanka)
El 12 de enero de 2014, en pleno día, en Hikkaduwa en el sur de Sri Lanka, dos iglesias fueron atacadas. Una multitud guiada por ocho monjes budistas rodeó primero los edificios tirando piedras y ladrillos. Después, a pesar de la presencia de las fuerzas del orden que asistieron al ataque sin intervenir, irrumpieron en el interior dañando seriamente las estructuras y prendiendo fuego a símbolos y libros religiosos, incluidas algunas Biblias. No era la primera vez que sucedía.

En 2013, grupos extremistas budistas cumplieron decenas de ataques contra la comunidad cristiana. Los monjes budistas vigilan y amenazan a los cristianos azuzando a la población contra ellos. Las autoridades religiosas cristianas han denunciados varias veces el clima de creciente intolerancia que obliga a los fieles a ser muy prudentes. Es difícil que los cristianos hablen de su religión con otros. Tienen miedo incluso de verse en privado y tienen dificultades para encontrar material religioso. Son tratados como ciudadanos de segunda clase, mirados con sospecha, a menudo difamados, denigrados y atacados. Muchos niños cristianos no son admitidos en los colegios públicos a causa de la fe de sus padres

En Sri Lanka los cristianos son poco más del 6%. El budismo, practicado por casi el 70% de la población, es la religión de estado. Este reconocimiento oficial refuerza el poder de los radicales budistas sobre las minorías religiosas como los cristianos. Incendios de iglesias y viviendas, cierre forzado de iglesias, actos de vandalismo son realizados impunemente contra ellos, ante la indiferencia del gobierno que no hace nada para protegerlos.

Octava estación (Aflganistán)

El pasado diciembre, en Kabul, la capital de Afganistán, los talibanes irrumpieron en la casa de Werner Groenewald y lo asesinaron juntos a sus dos hijos de 15 y 17 años. Después incendiaron la vivienda. La esposa de Werner, Hannelie, se salvó porque en ese momento estaba trabajando en el hospital en el que presta servicio.


Los Groenewald: sólo se libró la madre, que tiene que ocultar su rostro para no ser reconocida.

Los cónyuges Groenewald, cristianos originarios de Sudáfrica, llegaron a Afganistán en 2002 por cuenta de la cooperación internacional. Pero se había difundido la voz de que en realidad eran misioneros encargados de convertir a los musulmanes al cristianismo. El de Werner ha sido el último de una serie de atentados llevados a cabo en 2014 contra loscooperantes cristianos que se prodigan en la reconstrucción del país, acusados por los talibanes y bajo sospecha por una parte de la población de desarrollar una obra de proselitismo.

Afganistán es tal vez el estado más peligroso para los cooperantes cristianos. La constitución afgana no reconoce la existencia de ciudadanos cristianos. En el país no hay iglesias. Los pocos creyentes practican la fe en absoluto secreto. Ser descubiertos rezando o en posesión de material cristiano puede costar la vida. Los afganos que se convierten son considerados traidores, son expulsados de sus comunidades, renegados por sus familiares y, a menudo, asesinados. Algunos, para no despertar sospechas, siguen yendo a la mezquita.

Pero hay un cristiano, uno solo, que está seguro: es Rula Ghani, esposa del presidente elegido en septiembre de 2014, Ashraf Ghani, que es una cristiana de origen libanés. Porte Aperte, la asociación internacional comprometida en la defensa de los cristianos perseguidos, exhorta a rezar para que Rula pueda hacer cambiar la actitud respecto a los cristianos.

Novena estación (India)
El pastor evangélico Sanjeevulu, guía del grupo Amigos de Hebrón, ha sido la primera de una serie de cristianos víctimas de la intolerancia en 2014 en la India. El 11 de enero en Vikarabad, en el estado de Andra Pradesh, cuatro hombres se presentaron en su casa y lo indujeron a salir a la calle diciéndole que querían rezar con él. Una vez fuera, lo agredieron infligiéndole siete cuchilladas y golpeándolo con mazas y bastones. El hombre falleció dos días después. La esposa, que acorrió a sus gritos y también fue agredida, ha sobrevivido.

Los líderes cristianos locales organizaron una manifestación pacífica reclamando justicia.Algunos fieles que participaron en ella fueron arrestados. Es posible que el homicidio hubiera estado planeado desde hacía tiempo. De hecho, tres meses antes el pastor había sufrido amenazas por parte de miembros de un grupo fundamentalista hinduista con los que había tenido una discusión.

Agresiones, linchamientos, arrestos inmotivados, atentados a las iglesias, escuelas y propiedades de los cristianos son una realidad cotidiana en la India. Quienes persiguen a los cristianos, que representan menos del 3% de la población, son los fundamentalistas hinduistas, ayudados por la inacción e incluso connivencia de las fuerzas del orden. A partir de mayo de 2014, con la victoria electoral del partido nacionalista hinduista, el Bharatiya Janata Party, los fundamentalistas son aún más agresivos, fortalecidos por el aval del gobierno. Una acusación recurrente que dirigen a los cristianos y que desencadena la violencia popular y legitima arrestos y detenciones, es la de comprar las conversiones con dinero y “arrancarlas” con actividades caritativas y asistenciales. En particular, les molesta la obra de promoción de los cristianos respecto a los intocables dalit, marginados y discriminados por el sistema hinduista de castas.

Décima estación (Indonesia)
En Indonesia la persecución contra los cristianos, que son aproximadamente 36 millones sobre una población de 255 millones de habitantes, se manifiesta con vejaciones y continuas prohibiciones, entre las cuales el complejo procedimiento burocrático impuesto a los cristianos para la construcción de edificios religiosos, a causa del cual pueden transcurrir años antes de que se obtengan todos los permisos. Al tratarse de lugares de culto, es además necesario el visto bueno de los residentes y del grupo local para el diálogo interreligioso.

En 2014, por tercer año consecutivo, la comunidad protestante de la Yasmin Church de Bogor fue obligada a celebrar la Navidad sin la propia iglesia porque desde hace años las autoridades, a petición de la población islámica instigada por grupos fundamentalistas, interrumpieron su construcción con el pretexto de irregularidades en el permiso de construcción. Para nada desmoralizados, los cristianos de Bogor decidieron reunirse al aire libre y en lugares improvisados. Además, en protesta, cada quince días celebran los servicios dominicales delante del palacio presidencial en la cercana Jakarta. En 2013 y en 2014 las comunidades celebraron la Navidad en el terreno de la iglesia en construcción, en una estructura con techo pero sin muros, mientras centenares de agentes de la policía controlaban una multitud que quería impedir el desarrollo de las funciones.

Hay depositadas muchas esperanzas en el presidente Joko Widodo, en el cargo desde octubre, por sus declaraciones en favor de las minorías religiosas. Pero los fundamentalistas islámicos representan una seria amenaza, sobre todo en algunas provincias del país. Su objetivo principal son los musulmanes convertidos al Cristianismo. En 2014 más de 30 iglesias cristianas de varias denominaciones fueron obligadas a cerrar o fueron atacadas.

Undécima estación (Nigeria)

En abril de 2014, más de 200 estudiantes cristianas, de edades comprendidas entre los 16 y los 18 años, fueron secuestradas en un colegio de Nigeria por Boko Haram, el movimiento fundamentalista islámico que combate para imponer la ley coránica en el país. Pocas semanas después del secuestro se difundió un vídeo que mostraba a las jóvenes recubiertas por el niqab, el velo islámico. 


Las niñas secuestradas por Boko Haram: un destino incierto.

El líder del grupo, Abubakar Shekau, sostenía en el vídeo que todas se habían convertido al islam y que las obligarían a casarse con combatientes o serían vendidas como esposas a islamistas. Se cree que algunas muchachas son utilizadas como bombas humanas en los frecuentes atentados realizados por Boko Haram. Pero no se conocerá nunca su destino ni el de otras muchas mujeres cristianas secuestradas en el curso de los años.

Desde agosto Boko Haram controla un amplio territorio en el noreste del país: un Califato que desde hace poco ha jurado fidelidad al Estado Islámico. En la diócesis de Maiduguri, que incluye muchos de los territorios ocupados y amenazados por los yihadistas, se cuentan por lo menos 50 iglesias destruidas, 200 abandonadas, cuatro conventos cerrados. Más de la mitad de los sacerdotes de la diócesis se ha visto obligado a huir. “Los extremistas –ha contado el obispo de Maiduguri, monseñor Oliver Dashe Doeme– te apuntan con una pistola o un cuchillo y te dicen que si no te conviertes te matarán. Muchos de mis fieles han sido asesinados por haberse negado”. Muchos otros -se cuentan por miles- han muerto tiroteados, masacrados, quemados vivos durante las incursiones de los terroristas. Casi la mitad de los cristianos ha huido. Los que permanecen atrapados en el Califato viven en el terror. “Nuestros cristianos –ha dicho recientemente el responsable de comunicación de la diócesis de Maiduguri– están pagando verdaderamente el precio de su fe”. 

Duodécima estación (Pakistán)
Después de haberlos torturado durante dos días, el 2 de noviembre de 2014 una multitud de 500-600 personas empujó a una pira a dos esposos cristianos -Shahzad y Shama Masih- y los quemaron vivos. La violencia se desencadenó cuando algunas personas, desde los altavoces de una mezquita, difundieron la falsa noticia de que el matrimonio había profanado el Corán quemando algunas páginas. Shama, la esposa, estaba embarazada. La pareja deja huérfanos a cuatro niños.


Tenían cuatro hijos y esperaban otro: fueron torturados durante dos días y quemados vivos.

El domingo 15 de marzo hubo dos atentados suicidas contra dos iglesias en un suburbio de Lahore. La intención de dañar lo máximo posible era evidente, pues en ese momento las iglesias, cercanas entre sí, estaban abarrotadas de fieles que habían llegado para participar en la misa. El balance fue de 17 muertos y 70 heridos y hubiera sido más grave si uno de los vigilantes en la entrada de las iglesias, al darse cuenta del peligro, no hubiera detenido a uno de los terroristas abrazándolo e impidiéndole así la entrada mientras explotaba con él: un acto de heroísmo que le costó la vida. En septiembre de 2013, en Peshawar, dos terroristas suicidas asesinaron a 80 personas e hirieron a 120 a la salida de la misa dominical.

Los cristianos pakistaníes no sólo son amenazados por los terroristas, sino también por una parte de la población, influenciada por ellos. Además, falta la adecuada tutela por parte de las autoridades y a veces son incluso éstas las que los agreden. El 5 de marzo, un joven cristiano de Lahore fue torturado una noche entera por la policía, muriendo a causa de las torturas. Su cadáver fue arrojado ante la puerta de sus padres al día siguiente. Había sido arrestado en el contexto de una investigación por un robo por el que habían acusado a su madre y del que ella sigue proclamándose inocente.

Decimotercera estación (Irán)

De repente la policía irrumpió en la vivienda en la que se habían reunido para celebrar el primer día del año con un momento de oración y los arrestaron. Así inició el 2014 para Sara, Mostafa, Majid y George, cuatro cristianos residentes en Karaj, en Irán. De ellos se sabe que fueron llevados a un sitio desconocido y nada más: en vano los familiares han solicitados poder visitarlos. Unos días antes, en la noche de Navidad, otro grupo de cristianos de Teherán sufrió la misma suerte.

Durante las principales festividades religiosas, la policía intensifica las incursiones en las denominadas “iglesias domésticas” utilizando la excusa de normas para la seguridad nacional. En la cárcel, a menudo se intenta con torturas físicas y morales obligar a que los cristianos admitan que están pagados por agentes extranjeros con el fin de difundir el cristianismo en el país. En 2014, al menos 75 cristianos fueron arrestados y encarcelados con pretextos diversos, pero la única razón era creer en Dios. En un contexto social hostil, muchísimos cristianos, a partir de 1979, año de la revolución jomeinista, han perdido su trabajo, casa e incluso la custodia de sus hijos, han sido rechazados por los amigos y renegados por los propios familiares.

En Irán ahora viven sólo 70.000 cristianos aproximadamente sobre una población de 78 millones de habitantes. A partir de 1979 muchos han huido para escapar de la persecución del régimen de los ayatollah. En una entrevista a la agencia católica Kna, monseñor Ramzi Garmou, arzobispo caldeo de Teherán, ha explicado que sin embargo muchos cristianos han elegido permanecer en Irán convencidos de que la Iglesia tiene la misión de testimoniar: "Una pequeña grey puede testimoniar la presencia de Jesús viviendo su fe en lo cotidiano". 

Decimocuarta estación (Egipto)
En febrero, 21 cristianos coptos, todos ellos obreros de nacionalidad egipcia, fuerondecapitados en Libia por los combatientes del Estado Islámico que los habían secuestrado unas semanas antes en la ciudad de Sirte. El vídeo de la ejecución, difundido el 16 de febrero por los yihadistas, los muestra vestidos con monos naranjas, arrodillados uno al lado del otro en una playa, cada uno con un hombre enmascarado de negro a sus espaldas. La decapitación fue simultánea.


Los coptos asesinados murieron con el nombre de Jesús en los labios, según se aprecia en el vídeo.

Una explicación acompañaba el vídeo para decir que habían sido condenados a muerte por su fe: “Gente de la Cruz, seguidores de la hostil Iglesia egipcia”. Por el movimiento de sus labios, se entendió que algunos murieron invocando al Señor, Jesucristo. “El nombre de Jesús ha sido su última palabra –ha dicho el obispo de Giza, monseñor Antonios Mina–; como los primeros mártires de la Iglesia, se han puesto en las manos de Aquel que poco después los ha acogido. Ese nombre, susurrado en los últimos instantes de vida, ha sido el sello de su martirio”. El gobierno egipcio ha dispuesto la construcción de una iglesia dedicada a los 21 mártires coptos en Minia, la ciudad de las que provenían casi todas las víctimas.

El Estado Islámico fundado por Abu Bakr al Baghdadi en Siria e Iraq ya se extiende a los territorios de otros estados: el Sinaí, en Egipto; el Jebel Chambi, en Túnez; las ciudades de Derna y Sirte, en Libia, donde desde hace meses las banderas negras del Califato ondean en los edificios públicos. Exponentes de la comunidad católica han decidido, sin embargo, permanecer en Libia. “Nos hemos quedado pocos –decía en febrero a la agencia Fides monseñor Giovanni Martinelli, obispo de Trípoli– y la mayor parte son enfermeras filipinas que han decidido quedarse porque en la ciudad hay una gran necesidad de asistencia médica. Me quedo por ellas. Como he dicho muchas veces, mientras en Libia haya un solo cristiano, yo me quedo”. 

Serie publicada originalmente en La Nuova Bussola Quotidiana.
Traducción de Helena Faccia Serrano.