ATENAS, martes 22 de junio de 2010 (ZENIT.org).- Los obispos católicos griegos advierten que prohibir el crucifijo en lugares públicos no ayudará a la convivencia pacífica en Europa.
Asi lo manifestaron en un comunicado hecho público el pasado 11 de junio por el Santo Sínodo de la Jerarquía Católica de Grecia, con motivo de la próxima sentencia, el 30 de junio, sobre el recurso de casación interpuesto por Italia y apoyado por otros países, ante la retirada de los crucifijos de los lugares públicos.
El comunicado está firmado por el presidente del Sínodo, monseñor Franghískos Papamanólis, obispo de Santorini y vicario de Creta, y por el secretario, monseñor Nikólaos Printesis, arzobispo de Naxos, Andros, Tinos y Mykonos, y vicario de Chíos.
Para los obispos griegos, “la condena de Italia, un país con una cultura cristiana universal y una tradición histórica, cuya capital es a la vez sede Apostólica del obispo de Roma y el centro de la Iglesia católica, sería el principal de una serie de actos ya especificados, entre ellos la negativa de los dirigentes políticos y representantes de los paises de Europa en reconocer en la Constitución las raíces cristianas de nuestro viejo continente”.
“Una pequeña minoría puede impedir que la gran mayoría exprese su fe en conformidad con las tradiciones de su pueblo. Pero al mismo tiempo no se permitirá impedir a la mayoría de las minorías religiosas expresar su fe”, advierten.
Los prelados insisten en que “el respeto mutuo a las tradiciones religiosas es necesario en una sociedad que se está convirtiendo cada vez en más multicultural”.
“Así se asegura la convivencia pacífica de todos los credos y de todas las tradiciones, condenando toda forma de fundamentalismo religioso, que sólo ha producido dolor a la humanidad”.
Los obispos griegos afirman que “no se debe prohibir la exhibición pública de símbolos religiosos cristianos, en las sociedades que tienen siglos de tradición cristiana, especialmente en los lugares donde crece la autoconciencia religiosa de niños y jóvenes”.
“Lo contrario sería una contradicción y la negación del patrimonio espiritual y cultural de un país, en el que las raíces forman parte del futuro”.
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