MOSUL, lunes 3 de mayo de 2010. Cuatro personas murieron y 171 resultaron heridas por el ataque, este domingo, a autobuses que transportaban estudiantes de una localidad de mayoría cristiana a la universidad de Mosul.
El arzobispo caldeo de Mosul, monseñor Emil Shimoun Nona, informó al Servicio de Información Religiosa de la Conferencia Episcopal Italiana de los efectos de esta explosión “devastadora”.
El convoy de autobuses que cada mañana lleva a los estudiantes universitarios de Qaraqosh, una localidad casi totalmente cristiana, a la universidad de Mosul, fue atacado de repente cerca de Mosul.
El atentado después de que los autobuses reanudaran el viaje tras superar el primer control de seguridad de las fuerzas iraquíes, explicó el padre Rayan Atto, de Erbil, al blog Bagdadhope.
Una explosión primero y un coche bomba aparcado en la carretera después, explotaron al paso de los autobuses, tres de los cuales fueron alcanzados.
Cada autobús transportaba a unos cincuenta estudiantes de edades comprendidas entre los 18 y los 26 años.
Los escoltas -dos coches delante y otro detrás del convoy- no bastaron para evitar la masacre.
Tras el ataque, decenas de jóvenes, algunos de ellos muy graves, llegaron a los hospitales de Erbil. 17 personas continúan en estado muy grave.
La población cristiana de esta población y de centros cercanos también se acercó a los centros sanitarios para tener noticia de los heridos y para donar sangre.
“Estamos ante otro, el enésimo ataque contra los cristianos -declaró monseñor Nona-. La violencia continúa sin tregua”.
Según el arzobispo, “el vacío de poder creado tras las votaciones, la ausencia de un nuevo Gobierno, las disputas internas en los partidos no hacen más que crear un terreno adecuado para la violencia”.
Por su parte, el vicario patriarcal caldeo de Bagdad, monseñor Shlemon Warduni, lamentó este lunes que “ningún responsable de las Instituciones nos ha dirigido ninguna palabra de solidaridad o de disculpa”.
La comunidad cristiana iraquí está conmocionada por el atentado de ayer. “Verdaderamente no sabemos qué hacer ante esta violencia”, confesó monseñor Warduni.
Según el sacerdote redentorista Bashar Warda, “estamos en estado de schock porque las víctimas no eran soldados o militares, sino sólo estudiantes que llevaban los libros, las plumas, sus sueños de crecer y servir a su país”.
El padre Bashar Warda denunció que “los cristianos están en el punto de mira, y son las víctimas privilegiadas de la violencia.
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