La defensa de Asia Bibi, la campesina cristiana condenada a muerte en Pakistán, presentaba este 22 de julio de 2015 el último recurso judicial para conseguir su absolución. Después de 4 años y medio, Asia Bibi podría volver a su casa junto a su marido y sus cinco hijos, aunque su vida no está a salvo en un país donde más de un millón de personas reclaman su ejecución.
Hoy se ha revisado en el Tribunal Supremo de Pakistán el caso de Asia Bibi, condenada a muerte por blasfemia. Su crimen: ser cristiana en territorio musulmán. Cuando se encontraba trabajando en el campo, bebió agua de un pozo del que bebían otras mujeres musulmanas, lo que desató el escándalo y llegaron a llamarla “impura”. Su presunta respuesta, que no fue otra que defenderse de las acusaciones, fue lo que la condenaría.
La defensa presentó un recurso ante el Tribunal Supremo de Pakistán, que ha suspendido la orden de ejecución de la mujer cristiana y ha aceptado estudiar su apelación.
Como destaca el director de Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) en España, Javier Menéndez Ros, el último recurso que quedaba si la corte no hubiera aceptado revisar su caso habría sido la “gracia presidencial”, un indulto por parte del presidente pakistaní.
En Pakistán cualquier pronunciamiento contra la religión musulmana, contra el Corán o contra Alá puede ser denunciado y castigado.
Dos personas han sido asesinadas por oponerse a la Ley de la blasfemia y por defender la causa de Asia Bibi, el ministro de Minorías Religiosas, Shabhaz Bhatti, y el gobernador de la región del Punjab, Salman Tasser.
Su abogado, musulmán, asegura que no hay pruebas suficientes ni fiables para ratificar su sentencia a muerte, lo que probablemente permitirá conseguir su liberación.
Sin embargo, fuera de prisión la vida de Asia Bibi corre peligro. Desde que fue acusada por blasfemia, en distintas ciudades pakistaníes se pedía la pena de muerte para ella: cerca de un millón y medio de personas reclaman la ejecución de la mujer cristiana.
Ha tenido que permanecer en una celda aislada, en una situación degradante y que agrava su situación. Si sale a la calle “tendría que tener unas medidas de seguridad excepcionales” y probablemente debería abandonar el país. El abogado defensor corre también un riesgo grave.
Su familia ha sufrido impedimentos para visitarla, por la distancia, pero su marido ha mantenido contacto asiduo y ha podido verla cada semana. Su salud, nos cuenta, se resiente por las condiciones en la que se encuentra bajo prisión.
La defensa presentó un recurso ante el Tribunal Supremo de Pakistán, que ha suspendido la orden de ejecución de la mujer cristiana y ha aceptado estudiar su apelación.
Como destaca el director de Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) en España, Javier Menéndez Ros, el último recurso que quedaba si la corte no hubiera aceptado revisar su caso habría sido la “gracia presidencial”, un indulto por parte del presidente pakistaní.
En Pakistán cualquier pronunciamiento contra la religión musulmana, contra el Corán o contra Alá puede ser denunciado y castigado.
Dos personas han sido asesinadas por oponerse a la Ley de la blasfemia y por defender la causa de Asia Bibi, el ministro de Minorías Religiosas, Shabhaz Bhatti, y el gobernador de la región del Punjab, Salman Tasser.
Su abogado, musulmán, asegura que no hay pruebas suficientes ni fiables para ratificar su sentencia a muerte, lo que probablemente permitirá conseguir su liberación.
Sin embargo, fuera de prisión la vida de Asia Bibi corre peligro. Desde que fue acusada por blasfemia, en distintas ciudades pakistaníes se pedía la pena de muerte para ella: cerca de un millón y medio de personas reclaman la ejecución de la mujer cristiana.
Ha tenido que permanecer en una celda aislada, en una situación degradante y que agrava su situación. Si sale a la calle “tendría que tener unas medidas de seguridad excepcionales” y probablemente debería abandonar el país. El abogado defensor corre también un riesgo grave.
Su familia ha sufrido impedimentos para visitarla, por la distancia, pero su marido ha mantenido contacto asiduo y ha podido verla cada semana. Su salud, nos cuenta, se resiente por las condiciones en la que se encuentra bajo prisión.
Artículo publicado por COPE
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