Otra capilla católica ha sido incendiada en la madrugada de ayer en la zona de Antiquina, en la ciudad de Cañete, Región del Biobío (Chile). Según la información de la policía, el incendio ha destruido por completo la estructura, que dependía de la parroquia «Nuestra Señora del Carmen».
Al igual que en anteriores incendios de lugares de culto, también aquí se ha encontrado un cartel escrito acusando a la Iglesia católica de ser cómplice del Estado contra el pueblo mapuche.
La nota recibida en la Agencia Fides por una fuente local recuerda que el 2 de marzo se desalojó el Seminario Mayor San Fidel, que pertenece a la Diócesis de Villarrica, porque había sido ocupado por miembros de un grupo de activistas de las comunidades Mapuche Trapilhue, que reclaman la propiedad de la tierra en la que se encuentra el Seminario. El líder de este grupo ha decalrado: «la Iglesia ha demostrado ser un miembro más del Estado, y no habrá paz hasta que la Iglesia no sea expulsada del territorio mapuche».
Tras esto ha comenzado la quema de iglesias en la zona. A principios de abril también se quemó la iglesia evangélica de la Unión cristiana en Ercilla, y se encontraron panfletos con la inscripción: «Todas las iglesias serán quemadas».
El Obispo de Temuco, Su Exc. Mons. Hector Eduardo Vargas, en una entrevista a un periódico local, ha explicado que «las iglesias quemadas se encuentran ubicadas en las comunidades mapuches, tenemos que pensar que estas iglesias fueron construidas por ellos mismos. Los mapuches, tales como el Grupo de los 'loncos', son los primeros animadores de las comunidades: dirigen el catecismo, son misioneros laicos, tienen incluso seminaristas. Ahora la gente tiene miedo. Estos ataques no sólo afectan a la Iglesia, sino a la misma comunidad local». «El pueblo mapuche es profundamente religioso», dice el Obispo, «y la solución definitiva parte del diálogo».
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