“Es una catástrofe, una tragedia enorme a nivel humano, histórico y de civilización”. Bat Ye’or,
en hebreo “Hija del Nilo”, que huyó de Egipto en 1955, es la autora de
éxitos de ventas como “Eurabia” (Lindau, 2006) y “Verso il califfato
universale” ("Hacia el califato universal") (2008). Con Il Foglio comenta
el éxodo de los cristianos de Mosul, ciudad que ha caído en manos de
las milicias del califa al Baghdadi: “Estos hechos nos demuestran que ya
vivimos en el tiempo del Corán. Un tiempo distinto al nuestro. El
tiempo del Corán no cambia, permanece siempre enrocado en la palabra del
Profeta, en sus gestos y comportamientos. Leyendo las declaraciones del
nuevo Califato, reconozco los mismos discursos que se hicieron en el
siglo VII durante las guerras contra los infieles. Es la misma
mentalidad, la misma rigidez. No ha cambiado nada: lo que vemos hoy
explica los acontecimientos del pasado”.
Bat Ye´or nos explica a qué se refiere: “Hablo de las masacres por las conquistas, del terror que hacia huir a pueblos enteros,
de los saqueos, de la ley de la dhimmitud y de todos esos procesos de
islamización que he examinado en mi libro ‘Il declino della cristianità
sotto l’Islam’ (´El declive de la cristiandad bajo el Islam´) (Lindau,
2009)”. Nuestra interlocutora ha sido la primera en plantear el tema de
la dhimmitud, condición teológica, política y jurídica vinculada
inexorablemente a la opresión y a la persecución de los infieles: “Me
han atacado ferozmente por haber acuñado esta expresión, con la que
quiero explicar la relación entre musulmanes y no musulmanes. He
demostrado que no existía esa tolerancia de la que alardeaban los
poderes políticos europeos, obedientes a la Organización para la
Cooperación Islámica (Oci). Son muchos los motivos - añade - que
explican la sumisión de las comunidades cristianas. Uno de ellos es,
naturalmente, el miedo, la vulnerabilidad. Está también el trauma de
trece siglos de masacres y terror. Pero no se debe olvidar que, a lo
largo del siglo XX, estas comunidades fueron abandonadas por los países
europeos.
Países que no han protegido a los armenios, que han preferido a
Turquía antes que a una Armenia independiente. Y lo mismo vale para los
griegos masacrados por los turcos. Los países europeos no querían
proteger a los cristianos, querían utilizarlos. Veían en ellos un instrumento para modernizar y occidentalizar la mentalidad musulmana,
la sociedad, el islam”. Basta pensar en lo que sucedió entre 1950 y
1980, cuando “Europa quería construir con los cristianos de Oriente un
puente hacia los países musulmanes y árabes, y luchaba contra los
nacionalismos de los cristianos dhimmi. Europa decía que la buena
integración de los cristianos en la sociedad musulmana era la prueba de
la corrección de su política de fusión con el mundo árabe. Era ni más ni
menos que la fundación de Eurabia, de la inmigración en masa. Y también
un argumento permanente de su lucha contra Israel”.
La historiadora explica que los cristianos de los países musulmanes
habían recibido una disposición concreta por parte de los poderes
europeos, de sus iglesias, de los notables: “Integrarse en las
sociedades musulmanas, ser más árabes que los árabes, odiar a Israel y
aliarse con los palestinos. Esta elección representaba su única garantía de supervivencia en los países musulmanes.
Sabían muy bien que los países cristianos no los habrían protegido, que
habrían sido sacrificados en aras de los intereses de los musulmanes”.
Sin embargo, antes del éxodo de Mosul no se hablaba de este fenómeno.
Los motivos son simples, según Bat Ye’or: “Desde 1973, toda la política
mediterránea de la Comunidad europea se ha fundado sobre la tolerancia,
el amor por la paz y los principios humanitarios del Islam. La historia
ha sido reinterpretada y escrita para probar esta nueva doctrina. Se
atacaba a todos los escritores y los historiadores que proponíamos una
interpretación distinta. En mis libros demostraba que la elección de la
UE de unir la cultura a la política, tal como sugería Javier Solana,
representaba una vuelta al fascismo”.
Europa, observa, “ha rechazado el cristianismo para acercarse siempre más al islam
y este rechazo abarca también el odio hacia Israel y la alianza con sus
enemigos”. Sin embargo, las razones son también otras, empezando por la
“destrucción del estado nacional, con sus raíces culturales, históricas
y religiosas; con sus instituciones democráticas”. Y además el silencio
es cómodo: “¿Por qué hablar de los cristianos? Ellos representan la
prueba del fracaso de la política europea. Algo que debe esconderse.
¿Dónde están los ejércitos de Europa que ayuden a los cristianos y
protejan a los europeos del terrorismo? Nuestro gobernantes nos han
transformado en mercenarios de la yihad”. Pero por encima de todo,
observa nuestra interlocutora, “defender a los cristianos víctimas de la
yihad significaría que la lucha de Israel es justa. Israel, pueblo
odiado por Europa. Prefiere que mueran los cristianos y la misma Europa
antes que acercarse a Israel. Cuanto más combata Europa a Israel, más
difícil será para la primera combatir por su supervivencia, desde el
momento en que Israel es su misma alma y fuerza”.
Matteo Matzuzzi / Il Foglio
(Traducción de Helena Faccia Serrano, Alcalá de Henares)